Hoy en día hay un fenómeno que avanza dentro del ambiente liberal a
una velocidad increíble.
Últimamente me llaman mucho la atención los comportamientos, teóricamente sexuales, de una serie de mujeres.
No puedo hacer una valoración global de edades porque las hay desde los dieciocho hasta los cincuenta y tantos, pero el caso es que todas y cada una de ellas cumplen un perfil idéntico siempre que van como parejas liberales a buscar sexo de intercambio o sexo en grupo: se definen como bicuriosas.
Me he tomado las molestias de buscarlo y Wikipedia me ha
obsequiado con esta descripción que no tiene desperdicio:
“Bicurioso es un
término referido tanto a una persona que no se identifica como bisexual ni
homosexual pero siente o muestra curiosidad por una relación o actividad sexual
con alguien del mismo sexo, como a una persona que no se identifica como
bisexual ni homosexual pero muestra curiosidad por una relación o actividad
sexual con alguien del sexo opuesto. Otros nombres equivalentes con este último
sentido del término son homoflexible y heteroflexible, según corresponda a una
persona predominantemente homosexual que ocasionalmente puede tener alguna
relación heterosexual, como a una persona predominantemente heterosexual que en
ocasiones puede mantener algún contacto homosexual, respectivamente.
Además el término bicurioso puede aplicarse a la persona que no haya tenido experiencias homosexuales (o muy pocas), pero puede llegar a autoidentificarse bisexual u homosexual si explora o profundiza más en estos sentimientos, o a la que no quiere identificarse explícitamente como bisexual.”
Además el término bicurioso puede aplicarse a la persona que no haya tenido experiencias homosexuales (o muy pocas), pero puede llegar a autoidentificarse bisexual u homosexual si explora o profundiza más en estos sentimientos, o a la que no quiere identificarse explícitamente como bisexual.”
Hasta nos brindan palabras como homoflexible
o heteroflexible … ¡son la leche!
Y atención en el último párrafo donde nos aclaran que aquel que realmente sea
bisexual puede autoidentificarse como bicurioso a puro
antojo. Impresionante.
Estoy de acuerdo en que la curiosidad sexual siempre ha existido,
ahora en menor medida, pero sigue viva y latente en nuestra sociedad, y
mientras se mantenga así creo que vamos por el buen camino.
Hablo de mujeres heterosexuales hasta la médula que fingen una
orientación sexual que no es la suya, con la única finalidad de excitar,
sorprender, etc… a sus maridos o compañeros, (que siempre han tenido la
fantasía de ver a su mujer con otra) o por el mero hecho de modernizarse,
innovarse y tropocientos motivos más totalmente erróneos, autodenominándose
bicuriosas.
Se puede tener al marido feliz sin necesidad de fingir una
orientación sexual. La naturalidad es lo más bello, sensual y excitante que hay
entre las parejas liberales. Porque, además, al final se termina
descubriendo la verdad que escondéis bajo esos disfraces de matadoras locas por
lamer un clítoris. Eso se percibe, creedme, se nota mucho, y no sólo en el modo
que tenéis de acariciar unos pezones, besar o cualquier otro acto estrictamente
sexual; se percibe en vuestro comportamiento antinatural. Y esto no gusta, ni a
un hombre ni a una mujer.
Yo prefiero estar haciendo sexo en grupo con mujeres heterosexuales, y ver sus
caras de vicio -aunque no haya contacto físico-, que estar rodeada de
bicuriosas actuando con un histrionismo espantoso enmascarando repugnancia.
La bisexualidad, apreciadas amigas, es
algo natural, es simplemente una orientación sexual de la que no es necesario
ir predicando a los cuatro vientos.
La bisexualidad no es una moda como las tetas de silicona; ésa no se compra. La
bisexualidad ni da, ni quita caché. No entiende de modas. Tampoco la podéis
adquirir de un día para otro, como capricho o amor a primera vista, porque la
bisexualidad, amigas mías, no es como un complemento de temporada
que falta en vuestro armario.
Entiendo que la curiosidad os mate, y me gusta la idea de que las
personas experimenten, porque, efectivamente, cualquier cosa puede
sorprendernos en cualquier instante de nuestras vidas. Pero que, una vez
probado y teniendo claro que no os gusta, que aún así lo finjáis, me parece una
soberana tontería; cada uno es lo que es. Y todo es respetable.
Con todo esto sólo quiero transmitir, una vez más, que la
naturalidad, cuando se habla o se practica sexo, es fundamental.
Nunca dejes de jugar.
Nunca dejes de jugar.
Pasar por nuestro blog seguro les gustara .
ResponderEliminarVuestro blog nos ha gustado tanto que lo hemos incluido en nuestros blog recomelogndados, cosa que nos gustaría que hicierais con el nuestro en vuestro blog
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