Freyax

viernes, 17 de marzo de 2017

Con mi Jefe

Tenía sensaciones encontradas, acaba de acostarme con mi jefe (malo chica, pensaba para mí).

Entré en el baño, dejé mi ropa sobre la encimera de granito negro. Abrí el grifo del agua caliente de la ducha, me puse debajo del chorro de agua caliente y disfrute del recuerdo del polvo que acaba de echar, estaba sumida en mis pensamientos y no le oí llegar al baño con las toallas. Abrió la puerta de la ducha y entró conmigo. Me giré y lo besé con pasión.

Él respondió sin vacilar besándome con una suave agresividad. Cuando me aparté para tomar aire, cogió el bote de gel y echó un poco en la mano. A continuación, empezó a enjabonarme. Se tomó su tiempo, pasando sus jabonosas manos por cada centímetro de mi cuerpo. Se detuvo un rato en mis pechos, apretándolos y acariciándolos, dándome pequeñas sacudidas en los pezones con los pulgares. Yo suspiré de placer.

Cuando hubo lavado bien toda la parte superior de mi cuerpo, se agachó para lavarme las piernas, empezando por los pies y subiendo por mis largas extremidades. Avanzaba con tanta lentitud y sensualidad, masajeándome la piel con el jabón, que cuando sus dedos se deslizaron por los pliegues de la parte inferior de mi vientre, yo estaba a punto de suplicarle. Sus dedos acariciaron mi clítoris al pasar y yo solté un gemido.

Pasó las manos por mis pliegues una y otra vez y yo me retorcía con cada provocación.

-Ummmmm… -suspiré con los labios apretados y mi sexo contraído por la excitación.

Ante mi súplica muda, metió dos dentro de mí y empezó a retorcerlos.

-Es esto lo que deseas? -me preguntó con voz ronca mientras sus dedos exploraban sin piedad mi interior.

-Sí!!!! -jadeé-. Mejor dicho, no. Te deseo a ti.

Sonrió maliciosamente.

-Vas a tener que esperar. Estoy disfrutando haciéndote esperar.

Quise protestar, pero cuando añadió un tercer dedo a la exploración y me apretó suavemente el clítoris me fue imposible decir nada. Yo gemía mientras me balanceaba adelantes y atrás, clavando las uñas en sus hombros.

Justo cuando estaba a punto del orgasmo, sacó los dedos de mi cuerpo. Abrí los ojos y lo vi de pie delante de mí sosteniendo el bote de gel.

-Yo también tengo que lavarme.

Mi cuerpo se estremecía por la excitación, pero estaba deseando tocarle. Ni siquiera había podido ver bien su cuerpo desnudo, pues había estado muy distraída en el dormitorio y ahora en la ducha. Me enjaboné las manos y empecé por lo hombros, como él había hecho; pero estaba demasiado ansiosa para ir despacio. Enseguida le había lavado todo el cuerpo menos la polla. Me quedé mirando su erección, en encantaba su grosor y longitud.

Lo miré y vi su sonrisa traviesa.

-Tócala -me dijo con voz ronca, mientras cogía mi mano y la llevaba hasta su pene.

Moví las manos alrededor de su miembro y le acaricié la suave y sedosa piel. Moví mi puño arriba y abajo, una, dos veces…despacio, sintiéndolo… y a la tercera dio un brinco en mis manos.

Lanzó un gruñido y me levantó, haciendo que pusiera mis piernas alrededor de él. Apoyó mi espalda sobre los fríos azulejos de la pared mientras su boca invadía la mía, en un beso donde su lengua acariciaba la mía, me chupaba y me lamía por dentro, provocándome escalofríos en la espalda, y así, con un fuerte movimiento, se metió dentro de mí. Enredé las manos en su pelo mientras me embestía y sentí cada centímetro de su polla llenándome, follándome.

Grité cuando el orgasmo me recorrió el cuerpo y los temblores se extendieron hasta los dedos de mis pies. Él aligeró el ritmo y se agarró más fuerte a mis caderas para poder bombear dentro de mi sexo, que se movía espasmódicamente alrededor de su erecto pene. Unas cuantas embestidas después, dejó escapar su propio grito y su polla se sacudió en mi interior lanzando calientes chorros dentro de mi sexo.

Se dejó caer sobre mi cuerpo tembloroso, nuestros pechos se movían arriba y abajo al mismo ritmo. Enterró la cabeza en el hueco de mi cuello.

-Sabía que el sexo contigo sería así -dijo, su voz era casi un suspiro-Potente, intenso y jodidamente increíble. Lo sabía.



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