Freyax

sábado, 19 de agosto de 2017

A mi merced

Miré hacia arriba y comprobé que las cuerdas colgadas, como serpientes, del techo.

-          -Desnúdate y colócate debajo de ellas.

Malco obedece. Se desnuda con toda la calma del mundo, sin dejar de mirarme un solo instante, cuando termina se coloca justo donde le indico. Se mantiene inmóvil mientras le ato una cuerda en cada una de sus muñecas. Tiro de las cuerdas para comprobar la fuerza de los nudos. Me mira viendo en mis ojos el placer que voy a darle. Sonrio al comprobar que ya está más que excitado.

Tenso las cuerdas con una manivela que hay en la pared, los brazos de Malco se alzan abiertos sobre su cabeza, sus pies tocan el suelo.



-          -Abre las piernas, y mantenlas abiertas.

Acepta inclinando la cabeza. Giro en torno a él, admirando su cuerpo. Acaricio su trasero, las piernas, el pecho...

Le pongo un antifaz. La premisa es silencio. Total. Absoluto. Solo sentir, desear, anhelar y disfrutar.

Cojo la fusta, la deslizo por su espalda, me detengo en las axilas, desciendo por los costados hasta llegar a las caderas, rodeándole hasta tocar su estómago.



Suave, etéreo...

Presiono sus costillas, un gemido sale de sus labios. Un rápido e intenso golpe. Veo como agarra con fuerza las cuerdas que rodean sus muñecas.

Acaricio su ingle. Un contacto sutil. Excitante. Un jadeo sale de su garganta, le doy un golpe sobre el estómago.

Aseguro el silencio. Un segundo, dos, tres...

Trazo por su cuerpo senderos, sobre los muslos, rodeándolos despacio, paso a sus caderas y de ahí a su espalda. Dibujo con precisión la columna vertebral, acaricio su nuca y bajo de nuevo para detenerme en su culo. Juego con sus nalgas, zigzagueando de una a otra, bajo hasta las corvas y subo a su sexo. Un suspiro, solo uno sale de su boca.

Otro golpe, esta vez en el culo. Un poquito más fuerte que los anteriores. Solo un recordatorio, nada de sonidos.

Paso la fusta bajo sus testículos y comienzo a frotarlos con decadente dulzura. Miro su cara y veo que la mandíbula se contrae para no emitir sonido alguno. Noto su cuerpo tenso, dobla ligeramente las rodillas, se sostiene solo con las cuerdas de sus muñecas.

Lo atormento un poco más pasando la fusta por el escroto y por la hendidura entre los cachetes de su culo, presionando ligeramente.

Derramo sobre su estómago aceitecon sabor a chocolate, lo veo resbalar y gotear hasta su ingle. Voy por la parte de atrás y le echo en la espalda, paso la fusta y recojo aceite mientras mis caricias continúan por su culo, pasando por esa zona tan sensible entre sus huevos, tiembla...irremediablemente tiembla.

Le paso la fusta con deliberada lentitud por su cadera, llego a su ingle y la acaricio sin llegar a tocarle el pene, firme y grueso, palpita impaciente. Toco con la mano, ligeramente el glande.

Jadea. Un nuevo golpe. Con la punta de los dedos sobre el pene, un veloz azote. Para excitarle.

Un gemido. Una leve palmada en el culo.

Lo observo, se impacienta, busca, intenta saber dónde voy a tocar, cuándo, con qué intensidad...

Acerco mis labios a una tetilla. Me retiro. Comienzo a saborear cada centímetro de su piel, le mordisqueo en la cintura, bajo por las caderas, asciendo por el interior de los muslos, abre más las piernas esperando el húmedo roce de mi boca sobre sus testículos, pero no.

Las reglas son las mías.



Le pellizco el culo, aguanta la respiración y sujeta fuerte las cuerdas. Paso un dedo curioso e inquisidor entre la raja de su culo, hace amago de apartarse, me hace gracia, sonrio.

Me coloco delante de él, masajeo con mis manos su trasero, amasándolo, mientras le succiono las tetillas y juego con ellas, dibujo un camino desde ellas hasta el ombligo.

Me arrodillo y froto la mejilla contra su polla, cojo el escroto con mis manos. Un quejido suplicante. No puedo remediarlo, le beso las caderas, sin dejar de acariciarle, le muerdo suavemente en la ingle e introduzco la punta del dilatador anal por su culo, su cuerpo se echa hacia delante, lamo su ingle y me acerco a su pene, mientras voy introduciendo poco a poco el plug anal, mi boca resbala veloz por el tallo de la polla y me detengo en los testículos. Soplo sobre ellos, y a continuación meto primero uno y luego otro en mi boca.

Malco grita sin poder remediarlo, introduzco un poco más el plug anal. Se queda quieto y le premio lamiendo su pene, saboreo cada vena, mordisqueo y succiono...unas pequeñas gotitas de semen escapan de su erección.

Juego con el frenillo, beso su piel tersa, saboreo el esperma que emana su glande. Malco tiene la cabeza baja, la boca abierta y una película de sudor perla su cara...creo que ha llegado el momento.

Introduzco poco a poco su polla en mi boca para degustarlo como si se tratara de un caramelo, tiento la uretra. Malco empuja su vientre intentando penetrar más profundamente en mi boca, como castigo me retiro y empujo hasta el final el plug anal, ruge. Vuelvo a frotar mi mejilla contra su polla, entra en mi boca y le dejo que él marque el ritmo de su placer, mis dientes arañan con cuidado el tallo, tiembla descontroladamente, su respiración se va acelerando, mientras mi boca cálida, sensual y excitante trabaja, de repente no puede más, su respiración se acelera, y su garganta explota y todos los jadeos que ha estado conteniendo salen a borbotones de su boca, trago, presionando sobre el glande hinchado y furioso.

Malco tensa sus piernas, contrae el vientre y deja caer su cabeza mientras da un bramido ensordecedor, y por la contracción el plug anal le hace sentir que se parte en dos, yo continúo succionando, lamiendo y absorbiendo su polla, explota con un ardiente chorro de semen que saboreo con fruición hasta que cesan los temblores y él se deja caer desmadejado.

Le quito la venda, le desato, coge mi cara entre sus manos me da un beso lujuriosamente apasionado y me dice mientras sonríe:

    -Nena, me enloquece estar a tu merced



1 comentario:

  1. Impecable trazo literario.
    Preciso hasta la extenuación.
    Algo sádico en su desarrollo real.

    Excitante a todas luces.
    Tal vez, pelín impreciso en su ejecución.

    A un tío, al menos a mi, cuando me van y están comiendome la polla, lo único que me interesa visionar y sentir, son los labios de mi bella felatriz, pegados a los pelos del pubis y donde no se observa ni rastro de mi polla.

    Tampoco es que me ponga tener que ejecutar después un boca a boca a la mamadora para reanimarla
    Pero si llevarla al límite de la asfixia haciendole saborear mi exquisito manjar y sentir como se regocija mientras mi dulce néctar atraviesa su garganta, proporcionandole un alimento que anhela.

    Para gustos, colored.

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