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domingo, 14 de mayo de 2017

Las mujeres también consumimos porno

El estigma que rodea al porno hace que con solo decir la palabra muchas personas se ruboricen y otras se imaginen a un hombre de mediana edad, de aspecto poco agradable a la vista y con una vida nada envidiable, sentado en el sillón de su oscuro salón viendo una película codificada en la televisión.
La realidad, sin embargo, es que el porno tiene un amplio abanico de personas dentro de su público y no son todas ellas pertenecen al género masculino. Sí, las mujeres también ven porno y sus hábitos de consumo en este sector han sido registrados en un estudio llevado a cabo por el famoso portal de pornografía en Internet, PornHub.

Representan nada más y nada menos que el 26% de los usuarios registrados de este portal son mujeres: “Un tráfico suficientemente grande como para generar una caída masiva de visitas el día de la Marcha de las Mujeres contra Trump en enero de 2017”, aseguran desde PornHub.

En cuanto a la forma de acceder al contenido, el estudio de audiencias demuestra que las mujeres son mucho más proclives a hacerlo desde sus dispositivos móviles: el 79,8% del tráfico femenino llega a la web desde móvil, mientras que la cifra de los hombres es del 69,2%. Esta diferencia de casi un 10% entre hombres y mujeres se ha mantenido así desde mediados de 2014, aunque el porcentaje de entradas por móvil ha ido en aumento en ambos géneros.

En cuanto al tipo de vídeos que prefieren consumir, Erika Lust, precursora del movimiento de la pornografía feminista y productora de cine para adultos, explica que “las mujeres tenemos una fantasía sexual mucho más variada, de múltiples gustos y, somos más difíciles de descifrar que los hombres”, nos comenta. Lust apuesta por la diversidad en un sector que todavía está hecho de manera mayoritaria para los hombres.

No es de extrañar entonces que los resultados de otro estudio de PornHub mostrasen que lo más consumido por mujeres es el porno lésbico, seguido del gay. En el caso de los hombres, estas categorías no entran ni siquiera dentro de las cinco más vistas.

Raúl Padilla, sexólogo, psicólogo y experto en terapia de pareja afirma que las fantasías masculinas y las femeninas muchas veces no coinciden: “Existe una gran aceptación que tiene el público femenino hacia la temática porno lésbica, cuando la de contenido gay en el género masculino es casi tabú”.

Este interés de las mujeres en ver pornografía homosexual llamó la atención de la profesora de la Middlesex University (Londres), Lucy Neville, que decidió -en 2014- llevar a cabo una investigación una al respecto. Tras realizar una encuesta a 275 mujeres, la experta descubrió que el gusto por este tipo de pornografía se debía en parte a un rechazo hacia el porno heterosexual.

Las mujeres se sienten explotadas por el porno heterosexual. La invisibilidad del placer femenino, el hecho de que se identifiquen con la actriz y que el acto sexual ocurra desde una perspectiva masculina hace que no disfruten del erotismo de verlo”, aseguró Neville. “En el caso del porno homosexual ninguna de las partes es degradada”, añadió.

El sexo, una identidad individual

Con independencia del contenido erótico de estos portales e incluso de nuestra pareja, la intimidad sexual femenina es mucho más rica de lo que, a priori, puedan mostrarnos estas webs de contenido sexual. Lo que sí es cierto es que si compartimos nuestras fantasías, la libido se alimenta por dos, la imaginación se multiplica y el placer puede ser mayor, enriqueciendo así la sexualidad de la pareja.

Lucy NEVILLE
Profesora e investigadora de la Middlesex University

El sexo, a través del porno, puede ser muy divertido y estimulante, ya sea por imitación de lo que están haciendo o por aprovechar la inercia y centrarse en la otra persona y en el propio placer”, afirma Raúl. Pero, otra cosa es que nos apetezca o no. Padilla asegura que el porno está generalmente asociado a la intimidad individual. El porno es una vía para el sexo íntima, por ello resulta uno de los principales problemas que se le puede plantear a una persona a la hora de compartirlo en pareja.

Tradicionalmente la pornografía ha sido dirigida hacia el público masculino ya que era consumida casi en su totalidad por hombres, expresa Padilla. Por eso, para que hombres y mujeres encuentren más puntos en común en sus gustos sexuales personales, quizás habría que comenzar por hacer un porno más heterogéneo.

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