Freyax

martes, 5 de marzo de 2013

El ascensor



Tenía una reunión ese día, llegué al edificio y me dirigí a los ascensores, había uno abierto, entré y pulsé el botón de la planta a donde me dirigía. Me fijé en mis compañeros de ascensor, eran dos chicos, uno vestido de forma informal y otro trajeado. De repente en el 4º piso el ascensor empezó a hacer ruidos extraños y finalmente se paró. Los 3 nos miramos un segundo antes de apagarse la luz.

¡Vaya por Dios! No me asusto fácilmente, pero quedarse encerrado en un ascensor a cierta altura, siempre da un poco de “yuyu”. Uno de mis compañeros de encierro, bajo las luces de emergencia que apenas nos dejaba ver, empezó a pulsar el timbre de emergencia. En ese momento saltó un chispazo y nos quedamos totalmente a oscuras.

El chico trajeado, pulsó el botón de emergencia y este ni siquiera sonó, quizá inutilizado tras el chispazo, por lo que decidió llamar por su móvil, pero al estar atrapados entre dos pisos había perdido la cobertura. Pasó el tiempo y nadie aparecía para hacer menos angustiosa la espera, nos presentamos. El chico del traje se llamaba José y el otro Guille. Hablamos de lo típico, que menudo ascensor, que que mala suerte, que nos abrirían pronto....

El ascensor repentinamente se movió como si fuese a funcionar, pero nada. Hizo un movimiento brusco y se paro.
Fue un golpe seco y yo en la total oscuridad, grité y me aferré a José instintivamente. Me cobijó en sus brazos y cuando me di cuenta me separé. Guille me preguntó (acercándose a mi) si me encontraba bien, le dije que sí, pero en realidad no lo estaba, respiré hondo y me tranquilicé a medias, con esos dos extraños cerca sentí una mezcla de excitación y miedo. José se acercó a mi un poco más y me abrazó. Sí, me abrazó y yo alucinada le devolví el abrazo y le di las gracias realmente lo necesitaba.

Sin poderlo evitar, le acerqué los labios hasta que pude sentir su aliento en mi garganta y aunque dudé un instante, lo más silenciosamente que pude le besé suavemente. José ni corto ni perezoso me devolvió el beso y jugueteamos con nuestras lenguas, mientras Guille carraspeaba.

Me separé y aunque buscó mi boca no se la volví a ofrecer. Al contrario, no le hacía mucho caso y estaba hablando con Guille cuando sentí una mano desde atrás subiendo por mi pierna, levantándome lentamente la falda, y notando el sexo abultado de José apoyado en mi culo. Me acaloré instintivamente. Guille me hablaba lento, muy dulce y cada vez en un tono más agradable, me decía que pronto nos sacarían de allí. A todo esto José estaba bastante callado, explorando la parte trasera de mi cuerpo, y de repente sentí que me deslizaba mi tanguita por mi culo y algo caliente que yo pensé sería su mano se acercaba a mi sexo. Era su polla, y lo mejor de todo era que yo lo deseaba, estaba completamente húmeda y necesitaba su sexo encajando en el mío.

Cuando se introdujo en mi cuerpo, emití un ligero gemido, aproveché para echarme un poco hacia atrás y así clavarme en ese pene maravilloso que comenzaba a poseerme lentamente. Me di cuenta que Guille estaba muy cerca de mí, me apoyé en su cuerpo, noté como su polla estaba completamente tiesa, sin duda había oído el “jueguecito” que nos traíamos y también quería participar.

A estas alturas José me bombeaba sin piedad por atrás, y yo loca de deseo, comencé a gemir y a moverme con ganas y con fuerza, en círculos sobre su polla. Guille me agarro de la nuca y guió mi cabeza hacia su entrepierna, estaba muy empalmado, tanto que me costó bastante sacarle aquel refulgente falo que me entretuve en lamer desde la base hasta la punta como si fuera un helado, para finalmente acabar metiéndome la punta en la boca, chupándosela con los labios, hacia delante y hacia atrás, mientras giraba la lengua alrededor del glande. Se bajo los pantalones – no llevaba ropa interior, para mi satisfacción - hasta los tobillos y me metí la polla casi entera en la boca, con la mano izquierda le tanteaba las nalgas y le introducía con movimientos circulares el dedo en el culo, moviéndolo muy despacio, apretando al mismo ritmo con el que mi lengua jugueteaba con su polla. 
Le oí susurrar algo y su esfinter se cerró con fuerza alrededor de mi dedo corazón; ya comenzaba a jadear...así que comencé a masturbarle muy deprisa con mi mano cerrada alrededor de su pene, porque deseaba verle correrse. No sé exactamente en que momento ni quién me desabrochó la camisa y me soltó el sujetador, pero sentí como cuatro manos recorrían mis pechos y mi cuello, enredándose en mis pezones.

Guauuuu!!, que sensación tan maravillosa estar así entre dos hombres. Guille iba amasando mis pechos y en un momento dado noté como José empezaba a lubricar mi ano con sus dedos. Sentí como introducía primero un dedo, y luego dos, esa sensación me puso como una perra, haciendo que me corriera en un orgasmo compulsivo.

José me dio la vuelta y se agachó buscando mi coñito y lo lamió con gusto y detenimiento, mientras me introducía un dedo en mi vagina. Guille recorrió mi espalda a besos, produciéndome pequeñas descargas de cosquillas y placer hasta que llegó a mi ano. También se agachó y empezó a lubricarlo con la lengua, ummmmmmmm, que rico era lo que me estaban haciendo, y en pocos instantes volví a tener otro orgasmo. Ambos pararon y José me bajó la cabeza para que se la comiese, cosa que hice con sumo placer.

Guille aprovechando la postura, me introdujo su polla en mi coñito ultra lubricado de un golpe seco. Menuda estocada. ¡Cómo gemí!, y eso que tenía la polla dura de José a punto de reventar en mi boca, lo cual pareció ser la gota que colmó el vaso, nunca mejor dicho. Exploté en un nuevo orgasmo, mezcla de grito y gemido. .
Uffffff, estaba gozando como una puta. Los 3 estábamos sudando, el ascensor olía a sexo del bueno.

José se tumbó en el suelo, y me atrajo hacia él, mi coño húmedo entró en su polla hasta el fondo, manoseaba mis tetas, pellizcaba mis pezones hasta ponerlos duros y golpeaba mis nalgas con palmadas rápidas, me estaba volviendo loca de deseo, entonces Guille se arrodilló y comenzó a lubricar la entrada de mi ano y apoyando sus manos en mis caderas se paró a la entrada y poco a poco fue introduciendo su polla en mi culo.

Cuando la introdujo entera se quedo quieto un rato, mientras mi culo se adaptaba a su polla y al revés, José se quedo quieto también esperando a su compañero de follada. Comenzaron a moverse cada uno a su compás hasta que poco a poco adaptamos nuestros ritmos. Sus pollas me llenaban y se rozaban en mi interior, estaba llena. Yo estaba ocupada, acariciando, besando y jugando con las bocas y las lenguas, note que los dos se ponían tensos uno frente a mi y el otro a mi espalda y les grité: vamos a corrernos todos juntos yaaaaaaaaaaaaaa y los tres nos vaciamos a la vez.

No queríamos soltarnos, estábamos jadeantes, cansados y yo un poco dolorida. Nunca antes había disfrutado de una doble penetración. Fueron retirando sus pollas y yo gocé ese ligero instante en que salían. Ooohh, que rico ha sido chicos, me ha encantado me habéis hecho gozar como una guarra, y dicho esto les di a ambos un beso lento, muy lento y húmedo. Era el premio por ser tan buenos amantes. Me abrazaron y así permanecimos un rato, los tres abrazados sintiendo nuestros cuerpos.

El ascensor arranco de pronto, nos recompusimos las ropas, nos miramos, sonreímos. La megafonía del habitáculo dijo:”7º piso”, las puertas se abrieron y yo baje del ascensor.






1 comentario:

  1. Dime donde vives que voy a esperarte en el ascensor y le voy a dar de patadas hasta que se bloquee. jejeje

    www.malagasensual.blogspot.com

    Saludos preciosa!

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