Ahora que
llevamos tantos años experimentando nuestra liberalidad sexual tenemos
claro lo que nos gusta, lo que queremos y, lo que es más importante
aún, lo que no.
Somos
personas que respetamos las tendencias sexuales de cada uno dentro de
este juego, el más adulto al que pueden jugar 2 personas. Por lo
tanto, no nos gusta asignar, ni que son asignen un rol,
que
nos identifique dentro del mundo liberal.
Pero puestos a
jugar a la asignación de roles, sin duda hay dos que se acercan a la
autodefinición que tenemos de nosotros, el primero es el candaulismo
y el segundo el rol de puta y cornudo. Pero en ambos casos, debo
hacer puntualizaciones.
Candualistas
no
somos, en
el sentido exacto de la clasificación y de su significado global,
solamente nos consideramos así
en
la parte en que, a mi pareja le gusta ver como excito a los hombres,
pero solo eso.
Putay cornudo tampoco somos,
quizás este rol es el que más lejos esta de nuestras preferencias
y explicaré el por qué, pero antes decir que nos parece bien este
rol para las parejas que se identifican con él y consideran que esa
es su etiqueta, conste que no es una critica a este rol, sino
nuestra explicación de porque nosotros no consideramos que estamos
englobados en ella:
La
Puta.
(En este caso, sería mi papel) No me considero ninguna puta en el
sentido despectivo, denigratorio y machista con el que se suele
emplear el término de esta etiqueta, ya que con ese calificativo
parece darse a entender que el hombre por el hecho de pagar tiene
derecho a hacer con una mujer lo que el quiera para obtener todo el
placer que desea, como contraprestación a una transacción
económica.
Me
considero una mujer libre pensadora y sexualmente activa que disfruto
de mi feminidad y sensualidad en complicidad y compañía de mi
pareja, que a una mujer que practica la prostitución, que además
por cierto, en este juego la buena señora, para más inri, folla
gratis.
ElCornudo.
Para los nuevos en este mundo, o los que se creen con un “super
pene” de “aguante sin límite”, este rol lo utilizan de
modo denigrante, para humillar a la parte masculina de la pareja,
entienden que el hombre es “un tonto de capirote” o un “picha
floja al que no le importa “que le follen” a la “parienta”
porque él no la deja satisfecha. Es importante también, que si un
hombre sabe y es consciente de que su mujer mantiene relaciones
sexuales con otros hombres, automáticamente desde esa premisa, deja
de ser cornudo, y pasa a ser consentidor. En nuestro caso ninguna de
las dos opciones son las que definen a mi pareja, él es mi compañero
de juego, mi seguidor, mi cómplice, y ni él, y menos yo, le
considero una cosa u otra.
Estas son
nuestras etiquetas, las que mejor nos definen.
La
ninfa. Esa que según la mitología, corría desnuda por el bosque,
en la actualidad, somos mujeres que
nos sentimos libres, hermosas, sensuales y muy femeninas, que estando
casadas o en pareja, nos gusta disfrutar del sexo con otros hombres o
mujeres en complicidad con nuestra pareja.
El cómplice.
Porque para mí, mi pareja es mi dios del sexo, él conoce plenamente
mi cuerpo, mi entrega con él no tiene limites, ni limitaciones. Él,
me
valora, comprende, ayuda, y respeta, además de ser mi mejor
cómplice, amigo y compañero. Además disfruta, mientras mira o
participa, del sexo que puedo tener. Él,
consiente a estos juegos, y lo tengo siempre informado de todo lo que
hago, por lo tanto no es un cornudo.
En una breve
entrevista figurada, a un corneador y a el cómplice, el resultado podría
quedar así:
¿Cómo te
defines ante el sexo?
C.: Soy
corneador
EC.: Soy un
amante
¿Cómo
entiendes el sexo con la mujer de otro hombre?
C.: Me gusta el
sexo a mi manera, para satisfacer mi gusto personal, el de ella me es
indiferente, su cuerpo es para mi disfrute personal.
EC.: Ante todo
intento ser complaciente, respetuoso y educado. Esa pareja me ha
dejado entrar en su mundo, que es un delicado equilibrio y debo
corresponder a esa confianza, al menos conociendo los límites.
¿Te molesta
la presencia del compañero de la mujer con la que estás?
C.: Me da
exactamente igual, total, es una guarra que quiere que se la metan
bien. Además el “otro”, es un cornudo si deja a su mujer con
cualquiera.
EC.: Entiendo
que el compañero quiera o no estar presente, esa es una cuestión
privada de la pareja. Hay veces que la confianza entre ellos es tal,
que parte del juego, es que ella expliqué con todo lujo de detalles
como ha ido un encuentro sexual, sin estar él presente. Se puede
decir que es otra variante aceptada del juego.
Comparto el sentir del comentario en lo que significa de valoración y respeto personal. Por mi parte, que soy un hombre con intenso sentir femenino y me gusta ser usada como una puta perra, ese sentir me parece dignificante, porque me gustaría ser mujer y no lo soy, y anhelo algunos de sus rasgos característicos que admiro y deseo desarrollar en mi feminización; como pareja me gustaría ser cornudo, pero también sin el sentido peyorativo, sólo desde la idea de que mi pareja disfrute su cuerpo y su sexualidad con otras personas también, y compartirlo como dices. Para mí es muy digno ser una puta perra y un cornudo en este sentido.
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